quinta-feira, 18 de outubro de 2012

LAROIÊ EXU MOJUBÁ! LA ISLA DE LOS SENTIMIENTOS


Un bello y mágico día a todos! 

Sin ustedes hermanos de la luz. ¿seria de Nosotros? !Laroiê Êxu Mojuba! 
!Que los Orishas tengan piedad de nuestra ignorancia! !Y que sea de victoria para los justos y para la luz cada día nuevo en la nueva tierra! 


Y para celebrar ese momento mágico cósmico de transición planetaria de la humanidad en el cual el sabio anciano, el tiempo cósmico, más una vez nos enseña la grandeza misericordiosa del Padre Amantísimo que es todo Amor y Bondad Infinita. No temas nada! La Luz está llegando!






¡Hola! ¿Qué tal?


Empiezo efectivamente la dimamización de ese espacio alabando a los Êxus, mensajeros divinos intermediarios entre los hombres y los dioses. 




LA ISLA DE LOS SENTIMIENTOS


Érase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos… la alegría, la tristeza, y muchos más, incluyendo el amor.


Un día les fue avisado a sus moradores, que la isla se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron a abandonarla. Abordaron sus barcos y se prepararon a partir apresuradamente.






Sólo el Amor permaneció en ella, quería estar un rato más con la isla que tanto amaba, antes que desapareciera. Al fin, con el agua al cuello y casi ahogado, el Amor comenzó a pedir ayuda. Se acercó a la Riqueza que pasaba en un lujoso yate y el Amor dijo:



-Riqueza, llévame contigo.


La Riqueza contestó: -No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti.



Le pidió ayuda a la Vanidad, que también venía pasando:

-Vanidad, por favor ayúdame.
-Imposible Amor, estás mojado y ensuciarás mi barco nuevo.



Pasó la Soberbia, a la que pidió también ayuda.

-Quítate de mi camino o te paso por encima.

Como pudo, el Amor se acercó al yate del Orgullo y una vez más solicitó ayuda. La respuesta fue una mirada despectiva y una ola casi lo asfixia, cuando el capitán aceleró su yate. Entonces, el Amor pidió ayuda a la tristeza:


-Tristeza, ¿me dejas ir contigo?
-Ay amor, tú sabes que siempre ando sola y prefiero seguir así.


Pasó la Alegría, estaba tan ocupada que ni siquiera oyó al Amor llamarla. Desesperado, el Amor comenzó a suspirar, con lágrimas en sus ojos. Fue entonces cuando una voz le dijo:


-Ven Amor, yo te llevo.


Era un anciano. El Amor estaba tan feliz que olvidó preguntar su nombre. Fue llevado a la tierra de la Sabiduría y una vez allí, el Amor le preguntó:


-¿Quién era el anciano que me trajo y salvó mi vida? La Sabiduría respondió:


-Era el Tiempo.


-¿El Tiempo? Pero ¿por qué el Tiempo me quiso ayudar?


Y la Sabiduría respondió:


-Sólo el Tiempo es capaz de ayudar y entender a un gran amor.

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